Hasta luego José Luis; hasta luego Manis.


Llega uno a una edad en la que comienzan a quedársele amigos en el camino. Eso nos hace reflexionar sobre la vida, sobre los momentos que dejamos de vivir y no recuperamos.

No es fácil expresar en unas líneas sentimientos para con un gran amigo y mejor persona. Tal vez el silencio podría ser la mejor expresión de afecto y cariño pero, en mi caso, muchas veces estos rincones dónde se guarda la palabra, también son un desahogo. José Luis Martínez, el Manis, nos dejó en silencio, en la tarde del lunes 28 de octubre.
La noticia, para todos los que le conocíamos y queríamos, significó un jarro de agua fría, por un lado, y de rabia contenida, por otro. Se va la buena gente, las personas ejemplares, las de verdad. Y es que en este caso no sólo se marchaba José Luis, el Manis, nuestro amigo, marchaba una institución en la historia del Partido Popular de Getafe. 

El Partido Popular de Getafe, a lo largo de su historia, lo hemos formado muchas personas, unas han ido y otras han venido, unos con muchas virtudes y otros, entre los que sin duda me encuentro, con innumerables defectos, pero creo que, independientemente de diferencias sin importancia, en su inmensa mayoría nos ha unido el amor a Getafe y a un proyecto de partido para solucionar mejor los problemas de nuestros vecinos. Entre todos, entre unos y otros, siempre ha habido un personaje especial, ese que nos ha visto crecer a nosotros como hombres y a nuestros hijos como niños: el Manis. Pasara lo que pasara, bajo vientos y mareas, en tormentas y borrascas, en momentos felices o tristes, nunca abandonó, siempre pudimos contar con él, todos pudimos contar con él, con su extraordinaria lealtad y fidelidad dignas de los hombres más ejemplares que ha dado la historia. 

Porque así era el Manis, José Luis, simplemente ejemplar. No necesitaba ser otro, no necesitaba comportarse de ninguna otra forma para agradar o contentar a unos u otros; el Manis era auténtico, era él en esencia pura y, sobre todo, leal y generoso con su partido, el Partido Popular.

En este momento en el que parece que todo aquél que se dedica a defender o trabajar por sus ideas, por un proyecto político o, simplemente, porque cree que se pueden hacer mejor las cosas, parece que lo que pretende es salvaguardar su estatus económico, ganar dinero o, como algunos erróneamente piensan, enriquecerse buscando los más oscuros caminos para ello. José Luis Martínez era persona y político. Un político puro de los de siempre, con amor y dedicación a su pueblo y a su partido. No tuvo grandes cargos en tarjetas de visita, no le hacía ninguna falta.  

Es importante dignificar, rendir homenaje, aplaudir o, simplemente, resaltar, la realidad de las organizaciones políticas. Y la realidad es que la mayoría de las mujeres y hombres que están en estas organizaciones, que no se ven ni se les conoce, trabajan, dedican su tiempo y parte de su vida, de forma altruista y voluntaria, a cambio de nada, por defender unas ideas y conseguir que otros las representen. Esas mujeres y hombres son los que sustentan a presidentes, diputados, alcaldes y concejales; a consejeros y directores remunerados que muchas veces olvidan -olvidamos- que para estar dónde estamos otros muchos se parten el pecho día a día, campaña tras campaña, sin cobrar ni un solo euro y sin pedir absolutamente nada a cambio. Y que mejor momento para homenajear a todos esos hombres y mujeres que con el ejemplo de uno de ellos: José Luis Martínez.

Con el paso de los años me he dado cuenta, que las personas más ejemplares y dignas, son aquellas que nunca han debido nada a nadie; aquellos que han trabajado de forma desinteresada, voluntaria y altruista por un ideal o proyecto, simplemente porque creen en él. El resto les debemos mucho.

El Manis era un cascarrabias, pero un cascarrabias encantador. Todavía le veo entrando por la puerta del grupo municipal o en la sede, lloviese, nevase o tronase,  colocando y ordenando todo al detalle, dando consejos y opiniones sobre unos y siempre acertadas; bromeando, riendo, pinchando a su mujer Carmen (grande cómo él, otra institución) tomando esos últimos vinos los 31 de diciembre en La Esquinita. 

Nos despedimos de él sus amigos, los que  quisimos estar en ese ‘hasta luego’. Y pesaban más los que estaban que los que no estaban. Muchos de los que ahora pululan por aquí no sabrán nunca quién es. Al Manis le importaría bien poco,  aunque siempre deberán tener en cuenta que gracias a hombres y mujeres como él, altruistas y voluntariosos, están algunos donde están.

Tengo el honor y la satisfacción de haber sido Presidente del Partido Popular  de Getafe durante doce años; el Partido Popular de Getafe tendrá siempre una deuda contigo, Amigo. Algunos nos llevamos y quedamos con lo más importante  en la mochila: tu amistad. 

Desde nuestro corazón nuestro más sentido cariño y respeto a ese otro pilar ejemplar, como él, a Carmen, a sus hijos y nieta. Nuestro pésame a la familia del Partido Popular de Getafe, a esos que lo son y sienten, por esta gran pérdida.

El Manis queda en nuestro recuerdo y, de seguro, allá dónde esté, ya estará 'metiéndose', con cariño y respeto -como siempre-, con alguien; llevando con orgullo en su corazón a Getafe, a España y al Partido Popular.

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