El tiempo da y quita; anda, se mueve y no para. De él aprendemos que o lo vivimos o lo perdemos y, en ese tiempo, que vivimos, descubrimos con quién queremos compartirlo y ser acompañados y quién, por el contrario, nos sobra.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30