Inmersiones mentales 4.

Lo mejor del período estival, de esos días de descanso mental, es creernos que vivimos en esa anarquía vital que negamos el resto del año. 
Si lo pensamos, en esos días solariegos, somos tan costumbristas como el resto: nos marcamos nuestras rutinas desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Eso sí, sin obligaciones aparentes. Pero creo existe una diferencia grande, inmensa y es que en los días que duran nuestras -a veces mal llamadas- vacaciones, nos rodeamos de esas personas que amamos, que queremos y de aquellos que no nos molesta jamás su presencia.
Iniciemos el curso pensando en esos momentos y tratando de descubrir otros que nos enriquezcan.

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