M/4.L Pensaba anoche en ese poco tiempo que paso con los padres, sobre todo en el invierno. Vamos a comer, charlamos un rato de poco o nada, en ocasiones incluso nos regañamos cariñosamente, padres a hijo, hijo a padres, algún comportamiento de unos o de otros, y tras unos achuchones nos vamos hasta la próxima semana, que a veces son dos, que volvamos a vernos. Y marchas, te vas, con esa sensación de que las vidas que nos hacemos nos alejan de los nuestros más de lo que nos acercan . Te vas con esa sensación de hacer todo mal, de qué pensaran ellos que saben que el tiempo es ya mucho más limitado para tenerte, para tocarte; que pasa más deprisa y, por lo tanto, para ellos lo vale más. “No está en ningún sitio, quién está en cualquier parte” . Séneca En nuestro día a día hay gestos que son muy sencillos pero realmente profundos y de una belleza infinita. Simplemente el saludar a alguien, el dar las gracias o desear a otro un buen día. La vida es gratis. No hay nada que perder
¡Jose, Jose, que te la vas a ganar!.
ResponderEliminarCuando, en mi época juvenil, paseaba por el paseo de la Virgen de las Angustias de Granada con unos amigos, entrábamos y rezábamos de rodillas al Cristo que a la derecha y para entrar por Sacristía estaba. Una de las veces, detrás de nosotros pasaba una chica joven ... sin más detalles ... y rodeamos las cabezas para verle. José Antonio, que se llamaba, nos replicó (en broma y con los brazos abiertos): ¡Hijos míos, no malgastéis la vista!. Tuvimos que dejar la oración y salir al paseo.
Así es que ¡Jose, Jose, no nos hagas malgastar la vista!.
Un abrazo
Jaja!!!
Eliminar