LA RECETA DE LA FELICIDAD DE KÜPPERS
No son buenos tiempos para el optimismo. Si los seres humanos ya somos
pesimistas por naturaleza, el actual entorno socioeconómico refuerza todavía más
la negatividad y el desánimo. ¿Qué podemos hacer para superar esta situación?
¿Cuál es la salida? Víctor Küppers, profesor en la Universidad
Internacional de Catalunya y encargado de proyectos formativos en diversas
multinacionales, responde a El Confidencial que es precisamente en este
contexto de crisis cuando se hace más imperiosa la necesidad de “centrarse en
los aspectos positivos de la vida y evitar los negativos porque si no perderemos
el ánimo y, cuando esto sucede, estamos muertos”.
La única forma de salir adelante, continúa Küppers, es mediante el
pensamiento positivo: “Si nos fijamos a nuestro alrededor veremos que existen
cosas buenas en nuestras vidas y no solo malas, por lo que priorizar los
positivo sobre lo negativo es fundamental para estar alegres y ser entusiastas,
unos requisitos imprescindibles para salir adelante”. El entusiasmo fue
precisamente el eje central de la conferencia que Küppers impartió ayer en el
Hotel Auditórium de Madrid junto a Leopoldo Abadía, Carlos Andreu
y el humorista Santi Rodríguez, en el ciclo El entusiasmo, la alegría,
el optimismo y el buen humor en tiempos de crisis. Sus palabras están
cargadas de optimismo y suponen un chute de energía para cualquiera que lo
escuche.
Vivir el momento para ser felices y evitar la agonía
La capacidad para superar las dificultades solo nos atinge a nosotros mismos, pero es necesario aprender a desarrollar el hábito de ser optimistas y alegres. Lo fácil es dejarse influir por el pesimismo, hoy tan generalizado, y caer en la negatividad que lo impregna todo. “Uno puede pensar en lo mal que me pagan en el trabajo, el recorte de sueldo que me han hecho o que el país nunca superará la crisis, pero si pensamos así no estaremos ayudando a que la situación cambie. En cambio, si piensas en lo bueno, en lo fantástica que es tener una madre con buena salud, unos hijos geniales o una pareja, las cosas comenzarán a funcionar mejor. Ahí que agarrarse a este tipo de cosas positivas que nos dan fuerzas para tener ánimo y salir adelante”.La virtud está en el punto medio, no hay que ser ilusos, pero tampoco pesimistasKüppers explica que solemos enfocarnos hacia lo que no funciona o hacia lo que no tenemos y damos por hecho el resto. “Muchas veces somos unos intransigentes, aunque es cierto que si estás rodeado de personas que se quejan constantemente eso acabará alimentando tu negatividad. Hay que dejar de llorar o quejarse y ponerse a luchar por lo realmente importante”. Las personas somos permeables al entorno y el pesimismo tiene una capacidad abrumadora para contagiarse.Priorizar los aspectos positivos de la vida es fundamental para ser felices
Esta búsqueda constante del entusiasmo no significa que nos tengamos que
abstraer de la realidad, ser ingenuos y ver todo de color de rosa, según matiza
Küppers. “La virtud está en el punto medio. Hay que ser prudentes a la hora de
escoger la parte de la realidad que sea más positiva para nosotros porque ser
un iluso es un extremo igual de malo que ser un pesimista”, explica el
profesor.
Lo que sí resulta completamente contraproducente es adelantarnos a los
acontecimientos y pintar siempre el futuro de negro, aunque se haga a
modo de autoprotección para estar preparados ante la posibilidad de recibir
un golpe duro. Se trata de un instinto de protección que no nos deja
disfrutar de las cosas cuando van bien. “Esta actitud es un problema porque si
estás pensando siempre en la posibilidad de que, por ejemplo, te despidan,
vivirás siempre en una agonía. Esto es como cuando tu equipo de fútbol va a
jugar el fin de semana y no paras de pensar en que posiblemente vaya a perder.
Suceda o no, lo pasarás mal durante toda la semana; en cambio, si tratas de ser
optimista y piensas que tu equipo ganará, pasarás cinco días fantásticos”,
apunta Küppers. Lo importante es el momento.
Las personas pesimistas nunca lograrán disfrutar de la vida, más bien todo
lo contrario. Para explicar sus tesis, el profesor no ahorra en ejemplos:
“Imagínate que tienes una novia fantástica, pero estás siempre pensando en que
te va a dejar. Si es así nunca disfrutarás de tu relación y, probablemente,
acabará dejándote”.
“Ser optimista es ir a contracorriente, pero es el camino hacia el
bienestar”
El pesimismo es un valor al alza en los tiempos que corren, pero al mismo
tiempo el que lo practica no deja de ser una excepción. “Hoy en día vende más lo
negativo que lo positivo, pero merece la pena ir a contracorriente porque la
gente grande y feliz es aquella que lucha por lo que vale la pena”.
Küppers reconoce que para llevar a cabo esta lucha hacen falta oportunidades
y alerta que “a los jóvenes no se le están dando y se los está tratando
injustamente. Las nuevas generaciones tienen un potencial tremendo, muchas
ganas de trabajar y de aportar a la sociedad. Seguro que también hay vagos,
como en todas las quintas, pero han demostrado que son los menos acomodados, los
que protestan y los que no se les caen los anillos si tienen que ir a trabajar
al extranjero”. Cerrar las puertas a la juventud sería un error histórico que
para nada contribuiría a mejorar la situación.
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