Hasta ahora no me había dado cuenta que tal vez aquello por lo que pensaba y daba mi tiempo no correspondía con lo que me pensaba. En cambio lo que me pensaba no era correspondido con mi tiempo. 

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30