Querido hijo...

No dejes de conquistarte a ti mismo, cada día. Cada rincón de ti que consigas conquistar, será parte de esa gran victoria en la dura batalla que es la vida.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30