Nos podemos tirar toda la vida dando vueltas a las cosas, pensándolas o repensándolas, reflexionando o repasando lo reflexionado. Podemos seguir sentados divagando como mejoraríamos el planeta, nuestro mundo, país, comunidad, barrio o calle; las cientos de cosas que sería bueno hacer para cambiar lo que no funciona. Lo único que deberíamos pensar es que llega el momento de levantarnos y llevar a cabo tan sólo una iniciativa que sirva para algo. Tan simple como eso.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30