Me autoculpo de mucho, me exijo de todo, intento esquivar los miedos, asumo el mínimo reconocimiento de lo que hago y trato de escuchar, cada vez más, a los míos. Y así, en el poco a poco, voy descubriendo que la piedra es difícil de esculpir. Porque así soy y así es el hombre: una piedra en bruto que no debemos de dejar de trabajar.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30