No se escribe para nadie, escribimos para ese yo que nos lee y ese otro que habita entre las tapas del cuaderno. Siempre hay alguien tras una palabra escrita.

Comentarios

Publicar un comentario

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 29