'Las empresas españolas quieren atravesar los Andes' por L. Junco



A partir del viernes, los participantes en el Cruce Columbia, tendrán que recorrer casi 100 kilómetros subiendo niveles que llegan a los 2.400 metros del cono del volcán Mocho Choshuenco.

No les era suficiente tener que lidiar diariamente con las dificultades económicas, que los hay que se atreven a añadir más emoción a su vida y se van a cruzar la Patagonía entre Chile y Argentina, ¡corriendo! Diego Martínez-Caro, director de Servicios al Cliente de Telefónica Latinoamérica; Manolo García-Escudero, gerente general de Fiat Perú; Javier Errejón, director general de un holdiong empresarial con inversiones en Europa; José María Ferrer, vicepresidente de Merrill Lynch serán los representantes españoles en el Cruce Columbia. El entrenador personal Ismael González y Pablo Alzugaray, presidente de Shackleton –que, aunque es argentino, representa una empresa de capital español– han tenido que cancelar el viaje a la región andina a última hora.


Los directivos ya se encuentran allí. A partir del viernes y dividido en tres etapas, tendrán que recorrer casi 100 kilómetros (96,4 kilómetros) subiendo niveles que llegan a los 2.400 metros del cono del volcán Mocho Choshuenco. Pero no tienen como objetivo llegar entre los primeros y marcar un buen tiempo. "Si hay que parar a hacer fotos, pararemos", confirma Javier Errejón. "Hay que dosificar muy bien las fuerzas, te toca cruzar lagos, andar por la nieve... Los profesionales marcan tres horas por etapa, pero no es nuestra intención. Siempre que podamos, iremos corriendo".


Esta prueba se corre por parejas (en total, participarán 734 equipos), por lo que "mentalmente, es más fácil que una maratón", añade Errejón, quien corre con Ferrer en uno de los equipos en representación de la Fundación Proniño. Según explica Ferrer, "hemos salido semanalmente, al menos, una vez a correr juntos, siempre que las lesiones nos lo han permitido. Se corre al ritmo del que va más lento, por lo que hay que estar muy compenetrado y ayudarse constantemente. Has de ser solidario, tirar del otro cuando decae y no rendirte porque perjudicas a tu compañero".


Para Ferrer, esta prueba supone un reto distinto a la Maratón, en el que "la superación de uno mismo, en un entorno tan deprimido como el que estamos viviendo, ayuda a relativizar y poner en perspectivas los problemas que a uno le rodean. Luego lo afrontas todo mucho mejor". Y añade: "La vida a los cuarenta años, con trabajos muy exigentes y con múltiples frentes abiertos requiere tanto de uno mismo que, para llegar a todo, se necesita un buen entreno. Y El Cruce o una maratón son muy buenos complementos".


Para Diego Martínez-Caro, y pareja de batalla de García Escudero, esta prueba "se trata mucho más de una lucha contra uno mismo y los elementos que de una simple carrera. Durante los tres días, se dan situaciones de todo tipo, el esfuerzo físico es muy grande y la ayuda y el compañerismo de todos es impresionante, por ejemplo, el trato a los lesionados, compartir la bebida y la comida e, incluso, la ropa, las medicinas y las tiendas".


Pablo Alzugaray, presidente de Shackleton, no puede repetir la experiencia, ya que "uno de los principales clientes de Shackleton en Barcelona era Spanair y ahora es prioritario acompañarles". Pero recuerda su experiencia en 2010. "No lo olvidaré nunca. No sólo por lo que significa una carrera de montaña, sino porque los Andes son un lugar difícil de explicar: atraviesas lagos, desiertos de sal, glaciares, volcanes". Alzugaray participa dentro de un grupo de amigos "–muchos de la época en la que hacíamos deporte juntos en la infancia–" que han encontrado en las carreras de montaña "una forma de seguir viéndonos para hacer estos planes juntos".


Y es que, para marcar tiempo, es necesario un entrenamiento profesional. Según el entrenador Martin Giacchetta, que ha participado en esta prueba en otras ocasiones, el entrenamiento semanal era de 100 kilómetros divididos en cinco días a la semana. "Destaco, por encima del nivel físico, el importante papel que juega la mente en un evento de estas características. Si no estás fuerte de arriba nada podrás hacer con tus piernas", dice Giacchetta.


Tres etapas para valientes- La primera etapa comienza en Puerto Fuy, Chile, en medio de la selva valdiviana. En esta etapa, la distancia a recorrer será de 34,7 kilómetros. Los corredores suben desde 520 metros hasta la cumbre nevada del volcán Mocho Choshuenco, un gigante dormido que se caracteriza por contar con dos conos volcánicos de más de 2.400 metros que los corredores deberán subir.


- La segunda etapa parte desde el campamento a orillas del río Fuy, por un recorrido único. Este día será el más duro, largo y con bastante nivel acumulado, ya que saldrán desde los 600 metros y llegarán a los 1.800 metros, con una distancia total a recorrer de 40,3 kilómetros. Al final, el campamento se ubicará en el Lago Pirehueico, de origen glaciar.


- La tercera y última etapa cruza el paso Hua Hum hacia Argentina. Desde la aduana argentina, el circuito avanzará por el costado de la Ruta 48, con dirección a San Martín de los Andes. Tras recorrer 26,4 kilómetros, concluirán la hazaña en el Camping Nonthué, eso sí, una vez hayan cruzado la angostura del Lago Lácar en canoas inflables.

Comentarios

  1. El Presidente de Telefónica Latam también es corredor, era el antiguo compañero de running de mi actual compañero de running. Eso de correr debe ser condición necesaria para currar en Telefónica Iberoamérica.

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