La ejemplaridad pública, en los tiempos que corren, no debe ser sólo un concepto de moda para aquellos que nos dedicamos al servicio público: debe ser una virtud personal, por no decir obligación en todos los aspectos de nuestro hacer.
El honor y privilegio de ser responsables públicos, no nos da derecho a nada por encima del resto de los ciudadanos, es más, el ciudadano debe estar por delante de nuestros intereses o apetencias personales.
Estoy seguro que muchos de los que me lean sabrán por qué hago esta reflexión.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 29