Lo siento pero correr al aire libre, con sol o sin él, con frío o calor, lloviendo o nevando, dejándote acariciar por ese viento a veces áspero y desagradable, respirando el oxígeno que te impulsa y sintiendo todas esas sensaciones de libertad que te aporta el espacio abierto, no es comparable a esas cintas de gimnasio envueltas en cuatro paredes... Todo es respetable, nada es comparable.

Comentarios

  1. Yo veo a diario correr a los del Go-Fit en sus cintas, tras la ventana mientras nosotros corremos a la fresca. Entiendo que haya mujeres que no les guste correr de noche solas, pero estoy contigo en que no admite comparación.
    Nota: a los gimnasios les interesa tener a la sus socios corriendo en la calle, pues pagan cuotas pero no ocupan espacio, de ahí que muchos de ellos hayan formado clubes de corredores.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30