Es muy fácil, útil y aprovechable para algunos eso de pasar la mano por encima, eso de animar al desencanto, eso de ‘malmeter’ o utilizar simpatías cuando existen tensiones. Esto siempre es lo más fácil.
Cuando se dirige una organización, compuesta de cientos de personas, hay que ser capaz de equilibrar, de agradecer, de comprender, pero también de tener la suficiente capacidad como para que a veces se digan las cosas como verdaderamente son, sin rodeos y sin sonrisas.
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