Querido hijo...

Nunca 'hagas leña del árbol caído'. El árbol caído siempre puede levantar si no ha sido arrancado de raíz; también puede renacer si dejó sus semillas al caer. Lo cierto es que mañana el árbol puedes ser tú y no querrás sentir tus ramas y tronco arder.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30