La manera más literaria de viajar es en tren. Leer mientras los kilómetros pasan. Pensar, mientras te ves reflejado en el cristal y los campos y villas pasan; es como si todo quisiera correr menos tú, ese que simplemente está cómo perdido, buscando acariciar las páginas y olvidando las letras.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30