Ser padre es lo mejor que te puede pasar en la vida; ser un buen padre es la mayor responsabilidad que puedes tener en tu vida; que seas reconocido por tu hijo como buen padre, como referente y ejemplo, es el mayor homenaje que puedes recibir en la vida.
Y es en ese instante, cuando te conviertes es padre, cuando verdaderamente valoras, encumbras y entiendes esa figura que te seguirá como ejemplo siempre.
De mi padre llevo conmigo cientos de virtudes y algún que otro defecto, pero sobre todo el haber aprendido lo más importante de la vida: a ser eso, un buen padre, una buena persona; a ser disciplinado y exigente conmigo, a entender que sin esfuerzo no se consigue nada y a ser respetuoso con los demás. Si mi hijo aprendiera y se llevase sólo esto, me daría por satisfecho.
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