Existe una intelectualidad miserable, que predica pero luego se esconde; una intelectualidad que crece tras escaparates progresistas que poco tienen que ver con el progreso. Por otro lado existe una intelectualidad humilde, que busca el crecimiento y el encuentro interpersonal; que defiende las injusticias sin mirar más allá de lo que son, sin buscar justificaciones de ideología o 'color'. Esa es la intelectualidad que busco y sigo, esa intelectualidad que no vive de 'proyectos subvencionados' ni edita libros de 'plácida autoayuda' al sol de playas paradisiacas.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30