No puedo negar nunca que en mi vida dejarán su poso algunas personas. De entre ellas -de las que en otro momento escribiré- siempre destacarán mi mujer y mi hijo. Mi mujer por ser poseedora de muchas virtudes, que las tiene todas, pero por una fundamental: la paciencia. Y mi hijo, porque de él no dejo de aprender cada día, aunque no se lo diga. Que el Eterno nos permita estar juntos muchos años.

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