La política es ese sector público en el que muchos, la gran mayoría, vierten sus críticas, desahogos y chabacanerías. Parece que por el hecho de dedicarte a este 'noble servicio' estás obligado a ser el saco de arena de boxeo para el desahogo de muchos.
Es verdad que en pocas ocasiones, como en el resto de los ámbitos y sectores de la sociedad, -ya sea empresariales, asociativos, funcionariales, o incluso personales- damos pie a críticas, casi siempre merecidas. También sería bueno analizar el interés que esconde quien afirma buscando dañar personalmente al contrario.
Me decía un compañero, hace pocos días, que a veces, dependiendo del círculo en el que se encontrara, le daba 'corte' decir que era político. "Cuando dices que eres político de miran con mala cara", me comentaba... Es verdad, tiene razón. La política no vive momentos de prestigio (¿los ha vivido alguna vez?)por culpa de unos pocos. Pero es que vivimos en un país en el que es muy fácil desprestigiar al resto: tampoco viven buenos momentos los sindicatos, los empresarios, los funcionarios, las ong's, los educadores, los deportistas, la iglesia... los matrimonios, los jóvenes, los separados, los mayores... ¿Qué sector social o de la vida no está desprestigiado?

Tal vez deberíamos dedicarnos a hacer autocrítica, mirarnos nosotros mismos, y no fijarnos tanto en los demás. Y si no somos capaces de hacerlo o tenemos miedo de lo que podemos encontrar, hablar y ejemplificar a la buena gente que hay por ahí, que es la gran mayoría y que se dedica vocacionalmente a la política, al mundo de la empresa, de la enseñanza, del voluntariado, en la administración, en las misiones, en las ong's, al deporte... No nos damos cuenta que todos somos uno y uno somos todos.

Siempre he sentido con honor, y orgullo, dedicarme a esta noble actividad de la política. Podía dedicarme a otra cosa, de hecho así ha sido, pero me hace feliz trabajar tratando de dar solución a los problemas de los demás.

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