Querido hijo...

Ama y respeta el tiempo, tanto que no te quites nunca el reloj aunque lo lleves sin mirar. Cada minuto puede valer lo mismo que una vida, si lo pierdes no lo podrás volver a recuperar.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 29