Pasar del movimiento ciudadano, de la actividad diaria, del sistema que nos obligamos, a la paz de un pueblo, al silencio y la luz, a las sombras escondidas, a la tranquilidad; es como pasar -quiero imaginar- del infierno al cielo. No sé hacerlo, me cuesta, sufro en los primeros instantes, necesito ruído, tengo 'mono' de actividad, creo que me falta la vida. No me doy cuenta que lo que hago es recuperar y sentir mi vida.

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