Las vacaciones -cuando las tienes, y si las tienes- te dan muchos momentos felices. En pocos días eres capaz de ser otro, de convertirte en esa persona que te cuesta reconocer. Te recuperas mental y físicamente; olvidas penas pasadas y te preparas para las venideras con una mentalidad mucho más positiva. Te das cuenta que escuchas y sientes a los demás de otra forma, más abierto y receptivo. Durante el curso, parece, te cuesta más; ahora incluso quieres, deseas oír todo tipo de historias y desahogos, estás predispuesto. Son los días de vacaciones. La pena: que son pocos.

Comentarios

  1. Yo he tenido la suerte de viajar por tres semanas desde Paris hasta Estambul y ha sido genial. Cierto es: te vuelves otra persona!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 25

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 26

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 27