Querido hijo...



Los cabrones, hijo, nunca saben que lo son, es más, ellos, los cabrones, creerán siempre que el cabrón eres tú.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30