Hay dictadores muertos, y esos no son los peligrosos, muertos están y sólo son historia. Lo peligroso es cuando vemos, sentimos, sabemos, de los dictadores vivos.
Ser dictador no es sólo una forma de gobernar, que lo es y por desgracia se vive todavía en muchos países y pueblos; ser dictador también es una forma de ser. Y esto último tiene su peligro, no para el que lo es, sino para los que lo sufren, sobre todo porque son dictaduras silenciosas y las dictaduras silenciosas, si cabe, son todavía más peligrosas.

Comentarios

  1. cREO QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO LOS DICADORES, Y AVECES HASTA LOS MUERTOS. DIFICIL Y LABORIOSO ES DESPRENDERSE DE ELLOS!
    Y A LOS QUE NOS TOCÓ EN SUERTE SE SUMAN LOS QUE ELEJIMOS!
    ESTA DIFICIL LA SITUACIÓN. mUCHOS CACIQUES Y POCOS INDIOS!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30