Querido hijo...



Si algún día nuestro Dios nos permite, que siendo yo tu padre, me mires siendo ya también abuelo, no olvides que si Dios así lo quiere, también, tu llegarás a serlo y tu mirada hacia éste 'viejo', tal vez gruñón, ha de ser siempre como la de un padre a su hijo: tierna y sonriente.

Comentarios

  1. me parece un consejo acertado y sobre todo lleno de voluntad y cariño hacia esa persona que ya forma parte de ti para siempre...
    UN abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias José Luis por visitar mi blog. Me ha gustado mucho el tuyo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 29