Algunos tienen la costumbre de justificar su incapacidad con el hacer culpables a los otros. Los otros, en cambio, siempre tienen -y tendrán- la capacidad de hacer, estén dónde estén; de errar o acertar, estén en lo que estén, pero con esa premisa que siempre les acompaña: ser, estar, hacer.
El incapaz vivirá solo, agazapado, sin brújula que le guié, desorientado. Se rodeará de más y mayores incapaces como única manera de esconder sus debilidades. Y caerá en manos del 'mejor' o 'peor' postor: aquel que sin escrúpulos se alimenta de despojos.
En esta vida unos trabajan y otros ganan deshaciendo el trabajo de los 'otros'.
¿Será entonces, tal vez, cuando aquellos que usan la autoridad de forma desmedida, se den cuenta de su propio error?
Será tarde; habrá sido una pena más.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 25

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 26

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 27