Dice Omraam Mikhaël Aïvanhov que...

"Suceda lo que suceda, jamás olvidéis que los seres humanos son vuestros hermanos y vuestras hermanas, y buscad cómo ayudarles y manifestarles vuestro amor sin esperar nada a cambio. Porque en realidad ya tenéis la recompensa: esta dilatación interior, este calor que os inunda cuando amáis. Ésta es una gran recompensa, no existe otra mayor en la vida. Vuestro corazón es entonces como un río, una fuente de agua viva.
Los humanos siempre esperan ser recompensados por el bien que han hecho. Pero aquel que ha comprendido el secreto del amor no espera nada, ni siquiera piensa que puedan darle algo a cambio porque está gozando ya de una felicidad que supera la imaginación. Como no le falta nada, no espera nada; nada en la alegría, resplandece, y así gana la confianza de muchos amigos. ¿Dónde hallaréis una mayor recompensa que ésta?"

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30