Si en la vida se te cruza un miserable, de esos que parece que no existen pero están por todas partes, puede convertir varios de tus días en cajones repletos de instantes míseros. Hay que odiar mucho a alguien -¿qué es el odio?- para ser capaz de mentir miserablemente para tratar de hacerle daño. ¿Por qué a mí no me ocurre eso de 'odiar'? No puedo odiar ni siquiera al miserable. Trato simplemente de ignorarle aunque noto, presiento, casi siento, que cuando los miserables se sienten ignorados, todavía se ponen más cachondos, odian más e inventan más perrerías contra los odiados. ¿Qué sería la vida sin miserables? No lo sé, miren a su alrededor.

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