Onerom Siul J. dice que...

Encontrarte con Onerom siempre es algo más que una alegría. es como si te encuentras contigo mismo corriendo -como decía esta mañana- pero frente a un espejo. Me comentaba al medio día, no hace mucho, en una de esas comidas que esconden algo más que misticismo, que cómo era capaz de dividir mi mente en tantas cosas.
Mi respuesta a preguntas tan llenas de trascendencia y 'magia' siempre es la misma: desconocimiento. Ignoro hasta yo mismo cómo soy capaz de separar, organizar, desenfundar la palabra, tranquilizar el espíritu, inspirarme e, incluso, contarlo o escribirlo. No lo entiendo ni yo y eso hace que más de uno comience a pensar que mi 'olla' no anda muy allá.
Yo creo que cada vez anda mejor. Es más, tanto movimiento mental genera más posibilidades. Aquellos a los que termina por adormecerse la mente, decaen no sólo intelectualmente sino físicamente. Es como lo de correr -en el amplio sentido del término-, si no sales en una semana o dos, terminas por vaguear y dejar de salir (¿?).
La inquietud y preocupación de Onerom Siul, tras tantos días de festividad, creo ha quedado más que resuelta. Sí, estoy en plenas facultades: aunque trabaje 100%, escriba, corra, estudie y, lo más importante, trate de corregirme y ser mejor cada día sobre todo para aquellos que me quieren.

Comentarios

  1. Estoy de acuerdo contigo: todo lo que no se mueve acaba languideciendo; suelo salir a correr, pero voy a ser sincera, en invierno no; no puedo con el frío, ni con la lluvia, ni con la falta de luz y de sol. También laguidezco un poco.

    Un beso

    ResponderEliminar
  2. El sol es energía, la luz vida, pero el frío de la noche te convierte en un ser diferente que anhela mucho más...

    ResponderEliminar
  3. Concuerdo contigo...que lindo tu blog, te puedo vista, cierto?

    Un abrazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 33

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 34