Para todo y en todo hay momentos que se convierten en especiales. Levantarte perdido en el monte, ver cómo el sol va dando la vida a través de las montañas, escuchar los cantos de la vida que se despierta, respirar el frío húmedo de la mañana. Abrazar con la mirada la sensación de plenitud. Perderme por unos minutos en las páginas de textos cargados de espíritu. Son instantes que decides vivir o no vivir: todos duermen y yo, con la certeza de encontrar en momentos así la compañía de Él conmigo mismo, me sumerjo en estos silencios buscados. De todo hay que aprender, hasta del silencio. Sentado en esta piedra, este instante ¿qué lo supera?


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