De repente me he encontrado
en ese instante perdido
por el instinto del pasado,
rebuscando entre los años
personas o amigos
que tantas han sido
y tan pocos son.
Y he mirado detenido,
cada uno su acierto
o yo en el error,
cómo la vida
no se detiene
más que para oler
esa inmundicia
que el tiempo llama muerte.
Y de todo queda un segundo,
veo,
un momento
una frase
una cita
un hecho;
de todo queda esa historia
ese estado en que te encuentras,
perdido,
rebuscando en tu silencio,
siempre silencio,
de esa memoria fría
que no olvida más...

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 29