'El tiempo en mis manos', Aurora Pérez

Es curioso que la autodisciplina del corredor sea comparable, muchas veces, con la esencia de superación de cualquier persona que así lo busque. Arañar segundos y minutos a los metros y kilómetros; arañar segundos y minutos a la vida. Son esos momentos de esfuerzo solitario, de sacrificio personal, los que sirven, a la vez, para encontrarse con uno mismo y tratar de alcanzar ese reto que es la paz personal, el encuentro y la superación en el día a día. No hace mucho, en la revista Runner's World, leía un artículo escrito por Aurora Pérez, en el que dejaba plasmados en palabras cada una de sus sensaciones experimentadas en esos momentos (minutos, horas) que vive corriendo. Recojo aquí algunas de sus palabras y, por qué no, las hago mías tan sólo como una persona que experimenta, día a día, esa sensación única que te da la práctica de este humilde deporte...


"Si un día no me hubiera dado por esto de correr esperaría parada el paso del tiempo sin acompañarlo, lo vería deslizarse ante mí sin ser capaz de atraparlo con mi aliento. No sabría manejarlo a mi antojo, no podría acelerarlo para alcanzar antes mi meta ni hacerlo lento en mi resuello, infinito en mi mente y pasajero en mi reloj. No estaría absorta en mi particular lucha por dominarlo, por vencerlo, por detenerlo. Lo vería pasar ante mí sin formar parte de él. Si no fuera corredor no tendría la misma percepción de los minutos que pasan, del espacio comprendido entre la partida y la llegada. Nunca las horas empleadas en recorrer cuarenta y dos kilómetros serían en sí mismas tan especiales, ni los segundos empleados en los ciento noventa y cinco metros tan importantes, tan eternos, si no corriera.
Si no fuera corredor tardaría más en abandonar los lugares que aborrezco y llegaría más tarde a los lugares que anhelo. Si no fuera corredor sería más difícil dejar atrás mis penas y lograr antes mis sueños. Ser corredor me permite alcanzar cosas que de otra forma no tendría, me permite dejar cosas que de otra forma no sabría dejar. Si no fuera corredor no vería que mientras mi cabeza y mi cuerpo se elevan disminuyendo la distancia que me separa del cielo aumenta mi perspectiva sobre la tierra. Si no fuera corredor no sabría qué largo es el trayecto hasta conseguir el triunfo, qué efímera su presencia.
Si no fuera corredor no habría aprendido a escuchar lo que me dice cada parte de mi ser, no sabría cuan frágil soy cuando alguna parte de mi se rompe, qué ardua es la travesía hasta recomponer los trozos rotos y qué fuerte alcanzo a ser cuando completo el rompecabezas.
Siendo corredor encuentro la calma interior que me ayuda a saber cuando he de avanzar despacio para recrearme en mis pensamientos, o cuando debo avanzar deprisa porque en nada quiero pensar. "
Y añado yo : si no fuera corredor cuántas cosas no habría pensado, cuántas cosas no habría meditado, cuántas cosas hubiera decidido mal o peor. Correr es algo más que hacer practicar un deporte: es encontrarte contigo, es una terapia. Correr es un largo camino... como la vida.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30