Poesía urbana...


Que un imagen vale más que mil palabras es algo que todos entendemos, visto lo visto. Que mil palabras valen menos que unos versos, también algunos creemos entenderlo. Que la poesía es el momento, el instante, la representación de una emoción, también creo que unos pocos podemos llegar a apreciarlo.



Una imagen puede ser poesía porque representa ese instante, la transmisión de una emoción al que lo ve. Como el poema, que sólo trata de transmitir ese estado emocional, en ese instante vital, al lector.



Esta mañana, tras comprar la prensa y perderme en las crónicas grises, no pude evitar capturar esta imagen. Las imágenes diferentes son las que cuentan, así me lo pareció. En un vehículo aparcado en la calzada -como muchos-, me fijo y compruebo que lo que lleva colgado del espejo retrovisor interior no es algo habitual. No es un escapulario o uno de esos llaveros de 'El Fary' que cuelgan algunos; tampoco es un Mala tibetano ni una cruz ni un 'ambientador' con forma extraña. No, no es nada de esto, es algo más original -al menos para el dueño del vehículo-: un tanga. Sí, un tanga color naranja colgado del retrovisor.



La imagen me ha parecido extraordinariamente poética. Poética porque he tratado de averiguar el sentido que pudo haber tenido, para el autor de tal 'poema urbano', el instante, ese instante -emotivo sin duda-, de colgar ahí la prenda íntima -sin duda de alguien- para exposición y visión del resto de los mortales: ¿un trofeo?, ¿una conquista?, ¿un recuerdo de su amada?, ¿un acaloramiento fortuito y posterior olvido de recoger -tal vez la prenda sea de la dueña y conductora del coche-?, ¿un alarde de feminismo o machismo primitivo? etc. ¿Quién sabe más que el autor/a? Nadie. Sin duda lo que nunca sabrá es que ha construido un poema para ver...



Los hay que son la monda amigos. Un poco de humor tampoco viene mal...

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