Pueblo. Desde aquí huelo tu viento...



HUELO el viento
a tantos kilómetros
haciendo su viaje,
errante,
por aquellos campos.
Imagino racimos de estrellas
bañándose en sus cielos
en noches de verano
enmudeciendo los silencios.
Soñando, desde aquí,
con ese despertar orquestal
de melódicos trinos
que amanecen  días.
Volveré a respirar,
lo sé,
el polvo de caminos
que aguardan los pasos
que me dejen dar.
Necesito agarrar el aire,
el verde pigmentado,
las lindes que desdibujan
tierras que acogen
raíces de tiempo.
El tiempo.
Sentarme bajo el olivo
mancharme del rojizo
que huele a siembra;
y las golondrinas
y las espigas doradas,
el color de amapolas,
la flor de los almendros,
aquellos grillos
que el compás enmudece
al caer el día.
Ahora, en este silencio,
tan lejos pero tan cerca
de todos los abrazos 
que nos han faltado.
El cielo está nublado
en esta primavera 
que no ha sido
porque no te he pisado,
pueblo.
Pronto volverá vida
y con ella los días
y los años
y será un recuerdo
este tiempo pasado
difícil, no olvidado,
desde aquella silla
bajo el porche
sintiendo que el fuego
de otro atardecer infinito
me dejará embriagado.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30