09.11.2016... Los Trump... istas.

Se ha pasado este día, festivo en la capital de Madrid, casi sin enterarme. Lo peor de los días cansados, revueltos, es que no los aprovechas y eso es lo que me ha sucedido. Anoche me acosté con esos síntomas que hacen que, al día siguiente, tengas la cabeza demasiado alborotada como para centrarte en filosofías, o lecturas literarias, que es lo que sin lugar a dudas debía haber hecho hoy. Así que ni siquiera me apetece escribir unas líneas de esas que pudieran merecer ser leídas en algún momento.

Y como no pensaba escribir de nada, lo mejor hubiera sido no hacerlo y así no servir de ejemplo de cómo provocar risa con palabras.

Andan todos, en este país nuestro y prácticamente en todo el mundo, alborotados porque el vencedor de las elecciones en los Estados Unidos haya sido el candidato Donald Trump.



Da la sensación de que se acabe el mundo, a partir de hoy, porque este empresario se haya convertido en próximo Presidente de los Estados Unidos. Lo cierto es que no sólo haya sido contra todo pronóstico, sino contra una de las campañas más terribles, mediáticas y socialmente hablando, que yo haya visto en contra de un candidato: ni los suyos, ni los líderes sociales, ni el mundo de la cultura y el arte, ni los medios de comunicación en general, han hablado bien de este señor.

Siempre me dije, desde el principio, cuando este hombre se convirtió en candidato por su partido, cuando comenzaron a surgir las voces negativas contra él, que cuanto más antis saliesen, más adeptos se irían creando, en silencio, a su alrededor.

Así ha sido.

Creo no me gustaba nada ninguno de los dos candidatos: ni Hillary ni Donald, ni Trump ni Clinton. Una por ser más de lo mismo y otro por representar un discurso, a mi parecer, bastante casposo. Pero los ciudadanos eligen y, mira por donde, ese discurso que creíamos del pasado, rozando el machismo o, incluso, el alardeo xenófobo, es el elegido por esa sociedad moderna, de progreso, que es la americana.

Un amigo, esta mañana, al desear feliz día, me contestaba algo así: "¿Feliz día, José? ¿Feliz día? Un machista, xenófobo, racista, déspota, misógino, chulo, desequilibrado... está a punto de llevar las riendas del mundo. No creo que hoy sea un día especialmente feliz amigo mío..."

Por un momento me he quedado algo contrariado. Me resulta curioso que algunos le den más importancia a lo que pasa más allá del atlántico que a lo que pasa a su lado. Pero le he contestado lo siguiente: "A veces los ciudadanos toman decisiones tan raras y difíciles de entender como podría ser esta. Y luego, eso sí, pueden venir los arrepentimientos o los desengaños. Si un tipo como éste es Presidente de un país como los Estados Unidos, es porque la mayoría le ha votado para que lo sea. Podrá gustar más o menos, pero el caso es que si gana las elecciones es porque ha gustado a la mayoría. ¿Por qué? El tiempo lo dirá y, mientras, yo os sigo deseando un feliz y poético miércoles amigos."

Y A. me ha vuelto a responder: "Yo siempre digo que tenemos lo que nos merecemos y, efectivamente, si los americanos tienen a este presidente será porque se lo merecen, igual que los italianos tuvieron a Berlusconi. Eso dice mucho de cómo es el pueblo. Ahora, lo que está claro, es que en el fondo la gente sabe que su decisión no es la correcta o es impopular. Si no por qué las encuestadoras no han dado ni una en decisiones como en el Brexit ni aquí. La gente dice una cosa y después vota otra. 'Sé que no lo hago bien pero ahora que no me ven...' es como el programa Sálvame. Nadie lo ve pero resulta que es uno de los programas más vistos de la televisión. Amigos, la autohipocresía y la estupidez humana no tiene límites. En fin, que dios nos coja confesados. Eso sí, pese a todo, que tengáis un buen día."

Volver contestar nos hubiera enredado en una discusión sociológica que en un día como el de hoy, con la cabeza como la tenía hoy, provocaría, posiblemente, reflexiones absurdas.

Y entonces, en el grupo de whatssap, ha entrado en el debate el más inteligente de todos y ha escrito: "Yo me voy a comer un cocido... por si viene el del flequi colorao."

Pues eso, que veremos lo que pasa  nosotros a lo nuestro.

Resulta curioso, también, que la mayoría de los que están criticando, al borde del delirio, la democrática elección de este personaje americano, sean los que aplauden y voten a los Podemos y toda su banda; sean los que, también democráticamente, han hayan provocado que ciertos personajes de estos se sienten en parlamentos e instituciones o gobiernen en municipios o regiones.

No sé quién me puede dar más miedo como presidente de un gobierno: un tal Pablo Iglesias o un tal Donald Trump. Yo lo tendría clarísimo. No podemos olvidar que ambos son fruto de lo mismo: el populismo.

Y no, no creo que aquí se acabe el mundo. Y no, no creo que este señor de peinado a lo Luis Aguilé, lleve a cabo muchos de los disparates de los que se ha hecho acompañar en sus discursos. Una cosa es decir y otra muy diferente es 'hacer'.

Clinton representaba lo ya conocido y Trump lo desconocido. La gente quiere cambios y, en este caso, aunque con riesgo, ha votado cambio.

Yo, personalmente, doy un voto de confianza al señor Trump.

Y verán cómo, a partir de unos días, cambia el discurso y los anti dejaran paso o se irán convirtiendo en los Trumpistas... pasa siempre, el poder hace más amigos que enemigos.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 25

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 26

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 27