01.08.2016... Olas de Verano II.

Es verdad que comienzas los veranos con una gran lista de cosas que hacer y cosas que no hacer, que cuando van pasando los días vas comprobando que aquello que no querías hacer es lo que haces y lo que pensabas hacer lo has olvidado por completo.

Mi pretensión es que este verano sea fundamentalmente literario. Una pretensión que no tiene por qué ser utópica ya que no me supone ningún esfuerzo más que el de olvidar por unos días los proyectos profesionales y empresariales. Sólo unos días. Esconderme en literatura varia, escribir como un loco todo aquello que veo, pienso y siento hasta llenar las páginas de los cuadernos; esculpir esos versos que caen como gotas de sudor sobre la arena mientras contemplo ese mar que va y viene. Tal vez no todo sea posible, pero tampoco es imposible.



Me he traído algunos libros. Algunas de esas lecturas que elijo con prisas y que cargo en la mochila como si de un tesoro se tratara pero que, en algún caso, luego se convierten en pesadas cargas incapaces de mover.


Además de mis siempre compañeros Marco Aurelio, Epícteto y Aristóteles. Inseparables siempre en esta aventura mía del pensamiento.

Junto el running, una manera como otra de intentar que la mente vuelva a encontrar ese equilibrio necesario como para enfrentarse de nuevo a otro año.

Es verdad que en verano cambiamos, sin darnos cuenta, una clase de agotamiento por otro. Nos cuesta adaptarnos, al menos a mí me cuesta.

Hay un cuento, 'Tres hombres en un bote', de J. K. Jerome, 1889, donde el autor hace la siguiente reflexión:
"La gente suele hacer grandes planes para cuando estén en la playa, pero se bañan muy poco cuando finalmente llegan ahí."

Es una manera de terminar este breve post, en este breve día que da comienzo a una semana y un mes.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30