06.07.2016... Los Gorrillas y el caminar...

Leía hoy un artículo, no solo entrañable sino agradable, que me recomendaba una amiga y que lleva por título 'Los genios que buscaban la creatividad caminando' y que está escrito por Mar Abad.


Comienza diciendo que
"Adelgazar es una deriva innoble de caminar. Durante siglos, muchos filósofos y artistas han recorrido cientos de kilómetros a pie. Pero ni querían estar flacos ni llegar a ningún sitio. Tenían otra ambición: al perderse entre las calles se perdían entre sus pensamientos."

Leía este fantástico artículo mientras caminaba, como todos los días, desde Atocha hasta mi oficina en Juan Bravo con Velázquez. Son cerca de 4 km en los que el verdadero placer que supone caminar compite, también, con ese otro orgásmico momento que es el de pensar, reflexionar y meditar mientras el sol nos descubre. Y es que toda la verdad, toda nuestra verdad, se encuentra siempre en nuestros pensamientos: pero hay que ser capaces y querer buscarlos.

Me recordaba el artículo a esas breves reflexiones mías, que he ido dejando por aquí en algunas ocasiones, sobre el caminar: 'Caminar!!!', 'Andar, pasear, caminar', o ese último que lleva por título 'Todo se arregla caminando'. Y es verdad, todo se arregla caminando.

Caminando consigo, por ejemplo, que aquello que me parece un problema importante, pueda dejar de serlo. Que esas piedras que nos echamos a la espalda, como una pesada mochila, tengan un peso menor, casi inexistente.

Mientras camino pienso, por ejemplo, que preocuparte por pequeñas cosas, que casi siempre carecen de importancia, nos hace no vivir plenamente esos grandes momentos que sí son lo verdaderamente importante.

Caminar te calma y te agita a la vez, te mueve y remueve; te hace bullir en pensamientos mientras vas equilibrando tu día.

Y así, caminando, me vienen a la mente ideas y reflexiones, proyectos o versos.

Esta mañana, por ejemplo, en mi paseo, me venía la imagen del líder del PSOE, Pedro Sánchez, en el chiringuito de una playa española, mientras en Madrid se cuece la importancia de la formación, cuanto antes, de un nuevo gobierno. En esa foto se le ve con un atuendo playero, compuesto de anchas gafas negras de sol y una gorrilla.

Y sí, un gorrilla, eso es lo que es.



Gorrillas en el mundo y por la vida hay muchos.

No voy a ser yo el que no defienda, ahora, que un político coja unos días de descanso, faltaría más. Pero creo que este no es el mejor momento de hacerlo. Ver en la playa al líder del PSOE,  mientras el futuro de España anda en vilo, no creo sea algo que haga mucha gracia a los ciudadanos aunque diré, sinceramente, que en este caso sí parece haga gracia, se defienda o pase desapercibido. Si el de los días de descanso y asueto, de piscolabis en chiringuito, hubiera sido otro que yo me sé, los medios de comunicación, y media España, estarían preparando una hoguera para una quema pública.

Y sí, creo que Pedro Sánchez va de gorrilla.

Gorrilla, como sabéis, es esa gente que se dedica a indicar donde puedes aparcar a cambio de una propina. Luego, además, te dicen que te vigilan el coche aunque nadie te garantiza que no te lo roben o desvalijan.

Gorrilla es el franelero, el pelotilla; ese que te alaba de forma exagerada,  normalmente interesada, con el fin de conseguir un favorcillo o beneficio.

Hay gorrillas en la política, en la empresa, en los bancos y en la vida misma.

Parece que en este mundo nuestro, el haber pasado por el ámbito político ya te supone ciertas virtudes picarescas por encima del resto.

Uno que ha conocido todo o casi todo, puede afirmar que el verdadero geta, el verdadero y auténtico gorrilla, esta en cualquier sector social: político, empresarial o financiero.

He sido, y soy, de la opinión de que mucha culpa de lo ocurrido en España, ha sido culpa de los bancos: esos que te daban todo y ahora les tienes que rogar, alabar o 'mimar', para que te financien.

El los bancos hay determinados personajes chupasangre. Son esos que saben de tu necesidad y se aprovechan de ello hasta en extremos que podríamos decir rozan lo delictivo. Son gentes que pululan por ahí, sin control de ningún tipo, aprovechándose del buen hacer o de la necesidad del prójimo. 

Algunos se dedican a dar clases de honradez o criticar a políticos. Es un divertimento habitual de muchos. Lo cierto es que siempre hay alguien que sabe más.

Y luego están los gorrillas políticos, tantos y tantos. Estos días ha dado la cara otro en Getafe, otro nuevo de los tantos: Marcos Avilés. Todo un ejemplo de buen hacer por su partido y por todos aquellos que han trabajado para que él esté dónde está. Hablaremos y escribiremos sobre estos tipos así...

Es lo que tiene caminar...

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