06.03.2016... Alentar el odio.

16 kilómetros han sido suficientes para encontrar equilibrio, desprender las toxinas acumuladas en cuerpo y mente y reencontrarme con ese lugar místico que es el Cerro de los Ángeles. Una agradable y sudada sesión running, bajo un sol maravilloso, conversando sobre lo bueno y malo, sobre lo mundano y espiritual, sobre todo eso que nos rodea y acompaña.

191 kilómetros bastaron ayer para encontrarme, furtivamente, como si de un paseo deseado y esperanzador se tratara, oliendo y respirando esa tierra que es Minaya. Un viaje en el día, esta vez en la compañía de mi padre, para sentir el frío viento manchego, bajo luminosidad, también, de un sol que hacía bailar el verde que ya resurge en sus campos.

Poco tiempo pero suficiente para saborear el aroma del pueblo, olvidar el ajetreo diario, conversar un rato junto a un botellín y compartir un tiempo extraordinario con el padre.

Lo mejor de los días siempre es haberlos pasado. Haber descubierto que tras instantes, minutos y horas; tras sonrisas, discusiones, problemas o pequeñas victorias, te colocas aquí, en tu mesa, sobre el cuaderno, y lo narras como si nunca más fueras a hacerlo.

Fotografía de Fran Del Campo Muñoz

Has vencido otro día y queda el deseo de que así, como el de hoy o diferente, más alegre o triste, siempre poético, llegue otro y luego otro y otro. Que se alargue la vida y que se llene de instantes como estos, suficientes para llevar la mochila llena de recuerdos que lo merezcan.


Había anotado esta mañana, en mi cuaderno, tres palabras: rencor, ira y odio. El rencor es el resentimiento arraigado y persistente. La ira es el deseo de venganza, el enfado violento. Y el odio es el sentimiento de aversión o rechazo, intenso e incontrolable hacia algo o alguien.

De verdad que me cuesta muchísimo  escribir sobre política en estos cuadernos  míos. La libertad de expresión, de ideas, siempre ha sido una máxima a defender, pero me doy cuenta, al cabo de los años, que no para todos es así. Lo que vale para unos no vale para otros. Gracias al esfuerzo de muchas generaciones, nuestro país es libre pero, vamos a tener que irlo diciendo, gracias al poco cerebro de algunos, dependiendo de tu opinión te pueden tachar o tratar de una manera u otra.

Se está tratando de alentar el odio, la ira y el resentimiento.

Hay quienes están trasladando a la sociedad unas formas, unos sentimientos que para nada son los que merece ni necesita. La historia de nuestro país ha vivido muchos momentos y etapas. Unos gloriosos y otros nefastos. Lo más importante es que se consiguieron superar, con esfuerzo y sacrificios, las divisiones, las dos españas, para convivir y construir entre todos una sociedad libre y próspera. 

Estamos contemplando con estupor cómo algunos, no sé con que interés, o sí, vuelven a traer y atraer con su discurso los rencores y odios que ni siquiera ellos llegaron a vivir.

Pienso reflexionar y escribir más adelante sobre ello. Sobre los porqué de que 'algunos' busquen trasladar a la sociedad este tipo de sentimientos ya enterrados. 

No es el día ni me apetece en absoluto. Prefiero refugiarme en  versos y organizar la semana que da comienzo. Sí quiero resaltar mínimamente algo. Todo obedece a intenciones y estrategias. Pero unas pueden ser más peligrosas que otras. No sé si se han parado a pensar, ni siquiera sé si piensan, estos nuevos imberbes políticos, del riesgo de trasladar así este tipo de emociones negativas. Las emociones se contagian y propagan con una rapidez difícil luego de controlar. Me parece grave y preocupante.

En fin, lo dicho, cuesta mucho entender ciertas situaciones. Esperemos no tener que arrepentirnos. 

Me apetece dejar estos versos que leía hace un rato. Son de Miquel Marti i Pol y dicen así:

"Hay un tiempo para sufrir y un tiempo para amar
o, tal vez, sea todo uno y nos engañemos
jugando a la voz y al peligro.

Más allá de nosotros, ¿qué perdura?

¿La roca, el árbol, el viento y este silencio
no morirían si, de pronto, dejáramos
de repetirlos, dóciles, cada día?"

Pues eso, que feliz noche amigos.

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