07.02.2016... De lo literario...

Tras unas gotas de lluvia, en el inicio de este domingo, el cielo se ha convertido en una fiesta sensual entre la luz del sol, las nubes y ese azul orgiástico que solo invitaba a calzar las zapatillas de deporte y comenzar a correr.

El Cerro de los Ángeles me transforma, se convierte en el inicio de otra semana; en sus faldas, en sus sombras, dejamos todo lo malo que nos acompaña y nos renovamos llevándonos su silencio, su arrojo, su misterio y, siempre, su mensaje en positivo. Es como si me llenase de esa fuerza vital, para superar todo aquello que se pondrá en el camino durante los días siguientes.

Penetrar en él es como entrar en un mundo ajeno al que vives. Solo los espíritus te acompañan, la magia, ese olor que te envuelve; cuántas zancadas, cuántas gotas de sudor, cuántos momentos. 

Conversábamos C y yo, en nuestra sesión de running, sobre esa especial situación política, ambiente político, que nos acompaña en los últimos tiempos. Le decía lo que realmente siento: pena y aburrimiento. Me está comenzando a aburrir la política en España, tan falsa y sin sentido. Me aburre ese rencor y odio de todos frente a unos; me aburre ese cuento de algunos, cuando de sobra saben que está todo medio pactado. Me cansa que continúen creyendo que la mayoría somos tontos y que otra mayoría lo sean de verdad. Por primera vez en mucho tiempo, sin mucho esfuerzo, me siento cansado de algo que me encanta: la política. Tal vez no sea la política lo que me cansa, tal vez es el hartazgo de algunos políticos, esos que entre todos hemos fabricado como salvadores de nada, porque no hay nada que salvar, lo que hay es que gestionar bien, con responsabilidad y honestidad. Nada más.

Recomiendo el artículo que escribe en ABC el gran Salvador Sostres hoy. Es de lo poco, en crónica política, que me ha merecido leer hasta el final. Y por lo que sé y conozco, muy acertado.

Pero como digo, lo que necesitamos es estabilidad cuanto antes; por el bien de todos, ganadores y perdedores, perdedores y ganadores.



Cada vez me escondo más en mis proyectos de Liderazgo y Coaching, en todo lo que signifique ayudar de alguna manera a las personas a estar mejor con ellos mismos; en la buena literatura, la filosofía, la poesía; en la creación, sea como sea.

Parece que todo a nuestro alrededor se embrutece. Da la sensación de que todo es un engaño y que nosotros, en parte, hemos participado de ello.

En otro artículo fantástico, este ya literario, que he leído hoy en El País, titulado 'Literatura: Instrucciones de uso', escrito por Rodrigo Fresán, haciendo una defensa de lo literario frente a las modernidades que nos atacan, me recuerda una cita extraída de una de las entradas de los Diarios de John Cheever que hace tanto tiempo leí: 
"Voy a escribir lo último que tengo que decir, y creo que lo hago pensando en el éxodo... Diré que no poseemos más conciencia que la literatura; que su función como conciencia es la de informarnos  de nuestra incapacidad de aprender el horrendo peligro de la fuerza nuclear. La literatura ha sido la salvación de los condenados; la literatura, la literatura a inspirado y guiado a los amantes, vencido a la desesperación, y tal vez en este caso pueda salvar al mundo."
La literatura es la salvación de muchos, lo sería para muchos más si consiguiéramos aprender a valorar la importancia de la palabra, de escribirla o leerla, de sentirla con la emoción de hacerla nuestra. Tal vez en esos versos, en esos artículos o en esas pocas y mal escritas líneas que voy dejando y abandonando, emborronando o desahuciando por ahí, esté mi salvación o la de muchos que lean. O tal vez, en esos otros textos, que siempre me acompañan, de unos y otros, sabios clásicos, eternos o nuevos poetas, descubrimientos que consiguen hacerte pasar momentos, tardes o días, para formar parte de ese buen vivir tuyo.

Y es que este fin de semana ha sido eso: literario. Podía haber transcurrido de otras muchas maneras. Ha sido mi propio carnaval: disfrazarme de mi mismo y esconderme entre olor y sabor a papel y tinta.

Y como dice mi admirado Antonio Muñoz Molina, en otro de esos adecuados artículos que leí ayer, 'Una forma de leer'
"Ahora sé que Don Quijote, En busca del tiempo perdido, Ulises, los Ensayos de Montaigne me durarán mientras dure mi vida de lector."
Yo añadiría alguno más como: Palabra sobre Palabra, Libro del Desasosiego, Ética a Nicómaco, la Biblia, el Dhammapada, Crimen y Castigo, Guerra y Paz o algunos otros más. Todos van formando parte de una vida y a todos voy volviendo como el que vuelve a casa de vez en cuando.

Feliz noche amigos...

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