10.01.2016... Con voluntad...

Los domingos se han convertido, desde hace tiempo, en mi primer día de la semana. Tomo el sábado como ese místico, particular y espiritual shabat en el que dejo perder mi mente y cuerpo en el descanso.

Así que me levanté temprano; tan temprano, para ser domingo, que la noche todavía acompañaba las calles. Una particular llovizna intermitente, un viento suave y fresco, aunque la temperatura ambiente no era fría. Comprar la prensa en el quiosco de Santi y el café en la esquina contemplando el despertar de Getafe.

Es el momento en el que entran las dudas: salir a correr, buscar los kilómetros o quedar al abrigo de la casa repasando la prensa del día tranquilamente. Voluntad.

El año, en lo deportivo, lo hemos comenzado con cierta disciplina. Voluntad. Los obstáculos, muchas veces, son ficticios, los creamos nosotros como excusas para no hacer algo. La lluvia, el frío, nunca ha supuesto un obstáculo para calzar las zapatillas y hacer esos kilómetros que consiguen equilibrar no sólo mi mente sino el alma.



Y así, tras encontrar en los 16 kms del domingo el equilibrio perfecto para comenzar la primera semana larga del año, reflexionando junto a C sobre la situación que vive nuestro país, una vez duchado y nuevo, me senté para meditar unos minutos sobre el poder que tiene la voluntad sobre nosotros.

No es lo mismo desear que querer. Desear, entre otras, es aspirar con vehemencia al conocimiento, posesión o disfrute de algo. Querer, en cambio, y entre otras, es tener voluntad o determinación de ejecutar algo.

Es bastante diferente. Normalmente deseamos más de lo que queremos. Querer algo nos obliga a marcarnos objetivos claros para conseguirlo, es más a largo plazo. El deseo suele ser inmediato, más animal, más posesivo.

La voluntad es querer. Cuando queremos algo, por ejemplo el estar bien físicamente, y nos marcamos ciertos objetivos para conseguirlo, la voluntad que, entre otras, es la intención, ánimo o resolución de hacer algo, nos mueve a ello.

Nada se consigue sin esfuerzo, ni el más mínimo o pequeño de los objetivos.

Para todo cambio, para toda acción, se necesita voluntad. No basta con desear, debemos querer.

La mayoría, recalco, vivimos atrapados en lo inmediato. Nos hemos acostumbrado a desear algo y tenerlo en el momento o cuanto antes. Es la educación que estamos transmitiendo. El disfrute y el valor que se da a las cosas es más placentero, instantáneo. Es capricho. No queremos, deseamos. A veces deberíamos aprender a controlar los deseos y buscar más el valor de conseguir algo en un plazo determinado: lo que sería la cultura del esfuerzo.

Normalmente nuestro enemigo somos nosotros. Deberíamos acostumbrarnos más a vencernos a nosotros mismos, en esa lucha interna que nos provoca la comodidad, la pereza o la dejadez y entrenar la voluntad.

Queremos hacer, queremos cambiar, pero nos negamos a dar ese primer paso. Por muy pequeña que sea una acción, siempre será un primer paso. Los pensamientos suelen quedarse en eso, en meros pensamientos.

A la acción le precede la decisión y el compromiso. Podemos pensar y teorizar mucho sobre lo que deberíamos hacer o cambiar, pero si no nos movemos no servirá de nada. Y para movernos es imprescindible querer y voluntad para caminar.

La pregunta "¿qué queremos hacer?" nos la podemos hacer en cualquier momento, o tirarnos toda la vida haciéndola. "¿Qué queremos dejar de hacer?", también.

El verdadero problema interno radica en por qué, si tenemos respuestas a las preguntas, no damos los pasos necesarios para llevar a cabo aquello que verdaderamente queremos: miedo, confort...

La voluntad es fundamental: nos lleva a lograr nuestros propósitos y nos educa en el querer, más que en el deseo instantáneo que nos aparta del valor de lo que hacemos.

La voluntad nos mueve hacia delante superando muchas de las adversidades que nos encontramos en el camino.

Con voluntad se resuelven y resolverían muchos de los problemas existentes.

Y dicho esto... feliz noche.

Comentarios

  1. Estoy totalmente de acuerdo, en especial con eso de que somos nuestro peor enemigo, pero también nuestro mejor aliado claro. Felicidades por ser capaz de darle duro ayer con el día tan horrible que hizo!

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