Abrir y cerrar su cuerpo...

Abrir y cerrar su cuerpo,
cada silencio en un día
cada día en un silencio.

Olerlo siempre y pensarlo,
acercar la timidez
para dejarte llevar.

Acariciar y escuchar
para sentir ese miedo
que viene siempre de frente
a la inmaculada página
que albergará los minutos
de muchos tiempos de vida.

Siempre ahí, cerrado o  abierto,
ya repleto o ya vacío
entre cada pensamiento
de cada ida y cada vuelta,
de cada lágrima suelta,
de esa pizca de sonrisa
que en la tinta se han vertido.

A veces rayado o liso,
a veces cuadriculado,
pero siempre está a mi lado,
tan grande como mi mano.

Tan amable o tan distante
como el que guarda lo ajeno
que nunca deja de ser
el apunte que recorre
cada extremo, cada hoja
en que se numera el paso
cierto de todos mis días.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 25

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 26

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 27