07.12.2015... De 'caminos'...

No sabía si escribir o no escribir; si dejarme llevar por el pensamiento y aparcarlo en ese lado del cerebro o dedicarme a vagar entre las palabras y recuerdos como en estos caminos.

Pero la semana nos da uno de esos días, junto al de mañana, dedicados al descanso, la contemplación y el campo.



En estos momentos, acabo de llegar de uno de esos paseos manchegos. Llego a casa y me siento en mi paz, rodeado de libros, rodeado de silencios y dejo que me busquen las sílabas. Hace unos minutos este cielo, ahora plegado de estrellas, exultaba un azul rojizo que sólo aquí se puede contemplar, apoderado  del sol que, otoñal, buscaba ya su reposo. El campo, este campo, entre verdoso y oro, comenzaba a desprender un perfume que sólo algunos conocemos y escapaba al encuentro con los dioses.

Y sí, en momentos así, siempre pienso en lo que puede ser la verdadera 'poesía'. Poesía es esto, y más.

Leía ayer una entrevista a uno de esos nuevos 'poetas' de éxito. Y cuando digo éxito para un poeta, me refiero a que venda una centena de libros más de los pocos que se venden habitualmente. Parece mentira que la poesía comience a interesar, o tal vez, pensando lo mejor, es posible que la poesía para esos muchos, comience a Ser. Decía que, en esta entrevista, Carlos Miguel Cortés apunta que "Poesía es ir andando descalzo por la playa y sentir como la felicidad o la tristeza te llegan con las olas, te mojan los pies y se te meten en el cuerpo. A veces también es ver como el viento enreda el cabello del ser amado, o sentir el cuerpo húmedo de tanto amor. Es lo que nos hace reír, llorar, excitar o enternecernos."

Y es verdad. Poesía es sentir. Simplemente sentir. Poesía es ser capaz de sentir emoción, acariciar emociones, tristes o alegres; de vivir y sentir circunstancias, momentos; que el viento te enfríe la cara o el polvo del camino te encuentre al respirar.

Mientras caminaba, siempre por ese camino que a veces burlaría pero al que siempre vuelvo, pensaba que sí los pasos que uno da son los que marcan un destino, en mi caso debo haber sumado varios. 

Inquieto, sediento siempre, poeta ávido de experiencias, buscando tesoros de vida como versos.

Iba diciéndome que nunca me he tomado en serio a mi mismo. He ido hacia delante, nunca hacia atrás, pero no he querido pensarme. 

Siempre haciendo preguntas y buscando respuestas. Entre lugares dónde ir, pero ninguno dónde quedar más allá de unas páginas blancas garabateadas de vida y rimas.

Y así he llegado, no sé si cerca o lejos, pero hasta aquí.

Tal vez toque pensarse y disfrutar más de momentos como los de estos días, tan simples como estas emocionantes, siempre, puestas de sol. Eso sí... siempre caminando.

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