04.12.2015... Ahora sí, amigo... hasta luego!

Hay cosas que se intuyen o se sienten de tal manera que no puedes explicarlo. Hay momentos en los que la intuición te dice que eso que nunca deseas llega, ha llegado. No te atreves ni a preguntar, a veces es mejor esconderte en la ignorancia. ¿Huir?

Hoy, viernes, quería dedicar este momento de reflexión y silencio, al inicio de esta navideña campaña electoral.

Ha sido una semana, como siempre, como me es habitual, bastante movida. Pero también ha sido una de esas semanas en las que he podido disfrutar de los míos, de mis amigos. No he viajado y eso te hace proyectar los días de otra manera.

Tanto el lunes como anoche, compartí sonrisas y afectos llenos de poesía y ese calor entrañable que te provoca estar en compañía de buena gente, tu gente.

Pero los silencios presagiaban que una de esas personas que a uno le llenan de amistad, finalmente se marchaba. Así era, así fue.




Digo así fue porque se fue a su manera, como quiso. Se fue habiéndome dado el último adiós cuando quiso y como quiso; se fue como él era, de la manera más elegante posible, tratando de no molestar y dejando en el recuerdo de cada uno su imagen y su sonrisa.

Sí, así es. Mi amigo Jesús Guerrero abandonó este mundo la noche del domingo pasado. Y sí, me he enterado hoy por esa persona que ha estado a su lado hasta el final y que sé, me consta, no se ha separado de su lado ni un solo segundo.

No puedo reprochar absolutamente nada. Él pidió que fuera así. No quiso que nadie lo supiese. Hay personas que son extraordinarias y elegantes hasta para morir. Quiso que aquellos que le apreciábamos y le teníamos cariño, ese puñado de amigos que a uno le van quedando, se quedaran con la mejor imagen de él. 

Yo, y él lo sabe, me quedo con mucho más. Me quedo con unos pocos años de amistad que son una eternidad. Me quedo con unos momentos maravillosos, charlando y hablando de arte. Me quedo con su saber. Me quedo con su sonrisa y su elegancia bohemia. Me quedo con sus últimos consejos, llenos de sabiduría, allí en su buhardilla, en esa falda de Navacerrada, su sierra: "José Luis, descarga la mochila, vete quedando con lo importante".

El puto cáncer se lleva a la mejor gente mientras las calles se llenan de canallas que parecen tener siete vidas.

Me cuestan las palabras. Me duele el corazón. Creo profundamente que, por mucho que estudie, reflexione y medite, no estoy preparado para enfrentarme a la muerte. Jesús lo estaba y me ha dado otra de sus magistrales clases.

Me decía su mujer hoy que "el desenlace fue rápido y no se enteró de nada, le sedaron a petición de él y se fue de forma tranquila. Cruzó al otro lado con un Plan, como no podía ser de otra forma en él. Siempre con proyectos, con ideas... no iba ser menos esta ocasión tan especial. Lo trazó conmigo y de alguna manera, para mi, para que estuviéramos unidos en el tiempo y desde el otro lado. Hasta el final, hizo las cosas a su manera... siempre fue otro Frank Sinatra... una persona, extremadamente singular y nada común." Es que me es imposible expresarlo mejor.

Escribir no me es difícil, nunca lo ha sido. Escribir sobre situaciones así, llenas de tristeza, se me hace imposible. Sé que él no ha deseado nunca la tristeza. Estaba muy preparado y era consciente de lo que estaba ocurriendo. 

Recuerdo aquella llamada suya, hace unos meses, tras el verano, para despedirse. No quise hacerlo. Las veces que nos vimos no quise despedirme, estaba vivo, sufría pero estaba vivo. No hay despedidas mientras haya vida. No dejé de repetírselo.

"quiero que sepas, que tu pulsera, desde el momento en que se la regalaste, no se la quitó... y se fue con ella, como era su deseo. La pulsera de ese amigo tan especial que conoció en ese breve espacio de tiempo, como él decía, y que tanto le aportó, más que ningún otro. Siempre se lamentaba el no haber tenido más tiempo para disfrutar de tu amistad y todas las cosas que teníais en la cabeza por hacer..."

Sé que Jesús andará por ahí. Jesús es ese espíritu libre que, como el me confesaba, hubiese querido un poco más, sólo un poco más de tiempo para hacer o deshacer tantas cosas.

Jesús siempre va a formar parte de #versosdArte. Le encantó la marca, la idea y el proyecto desde el principio. Siempre me animó a hacer lo que realmente me llenaba. Me decía que era hora de dejar todas esas actividades que no me aportaban más que problemas y quebraderos de cabeza. Hacer lo que a uno le llena. "Haz lo que te gusta José Luis ¿para cuándo lo dejas? No hay futuro, sólo hay presente"

En mi casa queda parte de su pequeña biblioteca de arte. Me la quedé y siempre serán sus libros. También quedan algunas de esas obras que con cariño y mimo me animaba a poseer: "mereces tener tu pequeña y humilde colección de arte".

Ahora sé que esa parte suya está y estará en mi.

Ahora sí, amigo Jesús, hasta luego.

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