08.11.2015... La manera de ver!

Comenzaba hoy mi día con una reflexión del maestro Gueshe Kelsang Gyatso que dice así:

"Nuestros deseos son innumerables y si nos dejamos llevar por ellos, podemos causar mucho daño a los demás; por lo tanto, antes de hacer lo que se nos antoje debemos analizar cómo van a afectar a los demás nuestras acciones, y si pensamos que pueden perjudicarlos, debemos abstenernos de efectuarlas." 

Creo que el hecho de haber dormido bien, despertar descansado y al abrir la puerta encontrarte con uno de esos soles otoñales que deslumbran e invitan a la vida, te hace reflexionar y tomar conciencia de muchas cosas.



Salí a hacer unos kilómetros. Volví a correr en solitario, aprovechando así cada zancada para meditar y pensar. No hice un recorrido largo ni muy bueno. Me he dedicado a dar vueltas al parque. Tal vez, metafóricamente, algo así es lo que hago últimamente: dar vueltas y vueltas.

El caso es que esta semana, en lo deportivo, ha sido un desastre. En lo laboral podemos salvar algunas cuestiones. En los proyectos personales, todo cargado de tensiones, desajustes y desánimos. Podríamos decir que los únicos momentos agradables han sido los que he pasado en esas tierras gallegas, en Ourense.

He llegado a pensar que se estaba produciendo en mi una dicotomía importante: siendo Coach, necesito ser coacheado. Dedicado a dar consejos, a hacer preguntas con el ánimo de remover y encontrar respuestas en el cliente, creo que soy yo el que debo encontrar las respuestas.

Acostumbro a cargar sobre mis hombros todo. Lo que es responsabilidad mía y lo que no es pero me roza. Eso hace que termine las semanas con la espalda doblada y me cueste tanto enderezarme.

El ánimo sube y baja. Viene y va. Es como una montaña rusa en la que el control de la velocidad, de las subidas y bajadas, de las curvas inclinadas, no depende de nosotros. Pero si paramos podemos caer.
Lo que sí depende de nosotros son los pensamientos y esos pensamientos influyen en el ánimo, en la manera de ver las cosas y de enfocarlas.

Estos días en los que, envuelto como siempre en mil follones, he hablado y reflexionado mucho sobre el liderazgo, el liderazgo emocional, he podido escuchar a varias personas contar experiencias. Experiencias profesionales, experiencias vitales, sobre lo importante que son los pensamientos, la manera de ver las cosas para superarlas. Lo importante que son las emociones en cualquier ámbito de la vida.

Muchas veces sólo nos fijamos en lo externo de una persona. Podemos ver a alguien con una vitalidad enorme, envuelto en mil nuevos proyectos y unos cuantos fracasos, tirando adelante con una sonrisa de oreja a oreja y, tal vez, con una vida detrás, o en la mochila, nada fácil de digerir desde un punto de vista 'cómodo'. Podemos ver a otros como vagando por el mundo, poetizando la vida, sin más razón de ser que su propia felicidad. O esos que parece lo tienen todo, arropados de un bronceado carnavalero, pero que al cerrar la puerta de sus mansiones saben que no tiene nada de lo que verdaderamente importa.

Lo importante está en lo que creemos y queremos, en lo que deseamos y buscamos.

De cómo vemos las cosas, de cómo nos enfrentamos a los problemas, depende mucho la manera o la forma de resolverlos o superarlos.

Asumo que en esta semana que entra, posiblemente deba enfrentarme a alguna cuestión o decisión profesional no fácil. De conseguir manejar las cosas de manera prudente van a depender muchos futuros. Caer en el desánimo o en la derrota, tal vez sería lo más fácil. Salir corriendo y olvidar todo también. Lo más inteligente es no perder la ilusión y aprender de la experiencia.

Esta mañana el parque tenía una belleza otoñal que ha conseguido no sacarme de él. Por algo habrá sido. Mañana es fiesta en Madrid y, de seguro, será un buen comienzo de semana. Del resto, nos ocuparemos cuando llegue.

Feliz noche...


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