16.05.2015... Pensar con sabor a campo...

He hecho uno de esos viajes solitarios en coche.  Apareció la duda del sí o el no, pero al final fue el sí. Decidí bien. El día ha sido enriquecedor.

Bajé a Minaya en el día. Me apetecía ver cómo estaba el huerto que, sin duda, cuida con esmero y mimo mi padre. Los calores han sido importantes en días pasados y no sabíamos muy bien si las hortalizas plantadas habían aguantado. Prácticamente todas.

He estado recorriendo y mirando cada planta un buen rato. Ha sido como un estado de relajación, mientras el sol me acariciaba, que ha superado cualquier otro momento en esta semana. Tal vez necesitaba eso, ciertos momentos de soledad conmigo mismo.




Hay instantes que son perfectos. No necesitas más que lo que vives aquí y ahora. Son esos en los que pararías el tiempo.

He paseado un rato por el camino. He comido con mis padres, hemos tomado café en el bar de siempre, rodeados de los de siempre, personajes rurales ajenos a casi todo, y me he vuelto a casa con ese olor a tierra y tomillo, con ese puñado de primeras cerezas.

Los viajes solitarios son para pensar. Pones música para que te acompañe, pero te metes en tus pensamientos de tal manera que vas ajeno a ella. Se debería pensar más. Parece que el tiempo no quiere permitírnoslo, pero los culpables de no detenernos y pensar somos nosotros.

Nuestro cerebro está repleto de pensamientos que corretean por él cada milésima de segundo. Sólo debemos ordenarlos y dejarnos llevar. Se puede pensar en cualquier lugar y en cualquier momento. Sólo debemos querer. Si pensásemos más seríamos diferentes. 

No es la vida la que nos lleva, somos nosotros los que llevamos y dirigimos nuestra vida.

Hoy no he hecho nada. He estado conmigo, con los míos, en esa naturaleza que cada vez valoro más. Una naturaleza rural. Es la esencia de nuestra vida: el campo.

El viaje, el campo y los pensamientos. Las plantas de hortalizas, la tierra que guarda la humedad que las mantiene vivas mientras el sol, la luna, el día, la noche, produce el crecimiento necesario para que nos sirvan de alimento. 



El campo. Esos momentos que se van convirtiendo en necesarios en mi vida.

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