05.04.2015... Semana Santa 2015: Minaya.






Estamos de vuelta y de principio. 

De vuelta, porque hemos terminado unos días de descanso familiar necesario y creo merecido; de principio, porque a partir de mañana volvemos a ese día a día, constante y cansino, que nos desborda. Pero mañana, si el Eterno lo quiere, será mañana. Hoy es hoy. Podemos decir que hemos vuelto a este Getafe contentos, tras unos días en Minaya que han sido como una especie de limpieza mental, de descomprensión, de distensión y, sobre todo, de desconexión a todo eso que nos tiene ocupados y conectados en el día a día.

El clima ha sido maravilloso. Un sol nos ha acompañado cada día, desde el despertar del amanecer hasta esa despedida inmensa tras el día. 

El olor a campo desprendiendo esos versos que me han perseguido hasta convertirse en poemas.

En Minaya parece que todo es diferente. No dejo de escribirlo porque es verdad.


No he leído mucho, han sido pocos los momentos de soledad. Tampoco necesitaba. He buscado la cercanía de los míos, el tratar de sentirlos todo lo que no puedo hacer el resto del año. He disfrutado de ellos y hemos vivido instantes que quedan en ese cajón de felicidades.

No he pensado ni en el trabajo, ni en los proyectos, ni en todo lo que me atrapa en cada minuto de mi vida cotidiana. Sí he pensado mucho en la diferencia de lo que convierte nuestra vida en preocupaciones o nos hace sentir feliz. 

¿Por qué dedicamos siempre más tiempo a lo poco importante y en cambio, tan poco a lo que nos eleva como personas emocionalmente felices?


He salido a correr tres días. Por esos caminos que conozco al dedillo. Han sido salidas tranquilas, meditativas. Entre viñas y olivares, oliendo a tierra, mi tierra. Sintiendo con orgullo el privilegio de tener pueblo, ese pueblo que guarda tus raíces, tu esencia del pasado.

Hoy hemos vuelto con pena. Uno siente pena cuando abandona aquello que le hace vivir.

Y aquí, desde la ventana, viendo ese cielo azul, guardo en estas líneas, como en un cajón, esos recuerdos de esta Semana Santa, otra más. Otro Domingo para renacer.

Nunca deberíamos dejar de renacer.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30