02.06.2014... abdicación!



Más allá de preferencias o gustos, ideológicos o no, sobre el estado monárquico o republicano, lo cierto es que asistimos hoy a un hecho de gran calado histórico en nuestro país: el anuncio de la abdicación del Rey Juan Carlos I en su hijo,  Felipe de Borbón, que se convertirá en Felipe VI.
Un hecho que acontece en un momento de especial relevancia en nuestro país. Un momento en el que parece que todas las instituciones están envueltas en un desprestigio sin igual: la política, la justicia, la monarquía, la iglesia.
Don Juan Carlos ha jugado un papel esencial en nuestra historia. Sin él, posiblemente, se hubiera escrito de otra forma. Ha sido un personaje claro que, más allá de la monarquía, más allá de ser Rey, ha cumplido con su deber de estado. Mi respeto por ello.
El debate es si, en pleno siglo XXI, en esta sociedad actual, ¿debemos seguir manteniendo una corona, un Rey y Reina?


Comentarios

  1. No soy monárquico y pese a ello pienso que si se debe de mantener esta institución. No somos un país democrático, decimos que si pero no, somos profúndamente ideológicos y partidistas y votamos casi con saña en las elecciones, pero nuestro fondo no es el democrático lamentablemente. la democracia es otra cosa. Digo esto porque si así fuera, dentro de nuestra cultura política ya habrían surgido espontáneamente figuras políticas que representen al pais más allá de sus preferencias políticas. No sería un líder al uso, más bien todo lo contrario, discreto y sencillo, alguien que se distinga por su persona más que por sus ideas o por el modo de llevarlas a cabo. No quiero un "rojo" ni una República que suponga una victoria extemporánea de la guerra civil, tampoco quiero un señor de derechas al que el machismo se le salga por las mangas o que sea hijo de consejero delegado en la empresa de turno.
    Alguien quizá relacionado con el arte, un músico, un pintor, un arquitecto o un escritor, un hombre o mujer culto, sano, humilde, de gustos pequeños, que le importe tanto estar como no estar, del que nadie pueda decir que es de los míos, dueño de sí mismo, sin deudas, con una historia clara y un futuro vinculado a su presente.
    La Monarquía, la silenciosa si que da algo así, casi, pero el aire versallesco de los grandes festejos, los chaqués y los armiños abisonados nos apartan un poco de esa figura.
    Puede que la corona sin llamarse corona sea lo que más nos convenga, un rey sin corona, una estado presidencialista no repúblicano, y aunque suene a supercalifragilisticoespialidoso, no nos vendría mal.
    Y añado algo que nadie hace, proponer nombres:
    Camilo José Cela, ya se que no está, pero el modelo es perfecto.
    Gabriel García Márquez, vale, ni está ni es de aquí.
    Suárez. Tampoco está.

    Joder, no es fácil. Seguiré buscando. ¿Y los tuyos?.

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