08.05.2014... 'Lo que está en juego es el futuro'...

Nos acompaña un sol espectacular. Despertar, salir a la calle temprano y ver cómo aparece esa luz que inunda las calles de Getafe y Madrid da vida, nos hace sentir mucho más alegres, mucho más optimistas. Cada uno lleva la carga de sus problemas, de sus miserias; esa mochila que nos acompaña siempre en nuestro caminar y que vamos tratando de descargar a cada paso pero que, sin darnos cuenta, a su vez, vamos llenando de preocupaciones y problemas. Parece que resolvemos uno y nos aparecen cinco, de repente. Pero seguimos caminando, hay que seguir el camino con la máxima esperanza y la gratitud de que cada día es una oportunidad nueva.

Hoy lo sentí así. Así trato de sentirme cada día, unos mejor otros peor, pero siempre agradeciendo a Dios un nuevo día porque eso me permite corregirme, levantarme de mis fracasos, aumentar mi fe y proyectar el mañana.




Hablaba por aquí, días atrás, de optimismo; ese optimismo que siento últimamente en las personas y que veo reflejado en la calle, en el día a día. El optimismo es importantísimo. El optimismo nos hace ver la misma cosa desde un punto de vista positivo, esperanzador. El optimismo es un postura, una disposición que espera lo mejor. El optimismo es confianza, es perseverancia en vencer las dificultades; es fe en el cambio a mejor, es alegría. El optimista nunca da nada por perdido.

Y no cabe duda de que el optimismo es beneficioso no sólo para la salud física y mental sino también para la salud social, para la salud de un país.

El ciudadano está cansado de malas noticias, de estar siempre escuchando mensajes negativos y necesitaba inyecciones de optimismo, de esperanza. Necesita sentir que esto está cambiando, que sus problemas pueden solucionarse más pronto que tarde. Necesita esperanza.

Estoy viendo cómo en los últimos meses en la calle se respira otro ambiente. Hay más alegría, hay más gente, hay más positivismo. Los españoles tenemos algunos indicadores importantes en nuestra cultura: la hostelería y los viajes. Los bares de los barrios comienzan a recuperar esa 'vida' perdida, los restaurantes en los que en  últimos tiempos no hacía falta reservar mesa porque estaban prácticamente vacíos vuelven a instar a la reserva porque llenan; la gente vuelve a salir los fines de semana al campo, a los pueblos, a las casas rurales, a los hoteles; la Semana Santa y el puente de Mayo se ha vuelto a vivir atascos en todas las carreteras, tanto en salidas como en llegadas y los índices de ocupación de ciertas ciudades han rozado el 100%.

¿Qué ha cambiado? Desde mi punto de vista única y exclusivamente la 'confianza'. Y la confianza ha cambiado porque los mensajes han pasado de ser negativos a positivos. Los mensajes generan esperanza y confianza. Porque no ha cambiado nada más. De momento, y ya es un paso importante, los datos que el ciudadano está escuchando en positivo afectan, fundamentalmente a cuestiones macroeconómicas que para nada tienen, ahora mismo, su influencia en esa microeconomía que es la del ciudadano de a pie. Ahí siguen esos datos de desempleo, esos datos de pobreza y miseria que tristemente acompaña de manera dramática a cientos de miles, millones de españoles.

Leía estos días un artículo de John Müller en el que nos comentaba que el  Índice de Miseria de España ha alcanzado su promedio más alto en los dos años de Gobierno de Mariano Rajoy, llegando a un 27,6 entre 2012 y 2013, aunque en diciembre del año pasado se situaba en 25,86. Este indicador, creado por el economista Arthur Okun, suma la tasa de desempleo y la inflación, los dos factores que según este asesor de los ex presidentes norteamericanos Kennedy y Johnson hacían que la gente sintiera que vivía en la miseria.

Nos hace caer en un dato importante que es que el promedio de estos dos últimos años, que ha coincidido con la segunda recesión económica de la crisis que comenzó en 2008, tan sólo es una unidad más alto que el promedio que acumuló Felipe González a lo largo de sus 13 años y medio de Gobierno. El promedio del Índice de Miseria de González es de 26,6, excluidos los últimos tres meses de 1982.

Esto quiere decir dos cosas: que las políticas, malas políticas, del anterior gobierno socialista nos han llevado a una situación mísera en nuestro país para muchas de las familias españolas, al borde de ser un país rescatado, cosa que, finalmente y no con poco esfuerzo de todos, no ha ocurrido.

Por otro lado quiere decir que existe coincidencia en que sean los gobiernos socialistas los que generan, o terminan por generar, una situación de más miseria en la sociedad mientras que son los gobiernos de centro reformista los que consiguen, a base de reformas y medidas especialmente sacrificadas, los que consiguen mejorar la economía de nuestro país y, por ende, de sus familias.

Los datos están ahí para el que los quiera ver. El PIB abandona la caída originada por las políticas socialistas y se situará en magnitud semejante al crecimiento de Austria, Japón o Bélgica, por encima de lo que se prevé para países vecinos como Francia o Italia; la tasa de paro parece que comienza, levemente a disminuir y los últimos datos de este mes de abril son muy positivos aunque, sin duda, sabemos de la lentitud en la creación de empleo; el IPC elimina el riesgo de una deflación; el déficit del sector público ha mejorado considerablemente; esa prima que todos hemos sabido que teníamos pero desconocíamos, la prima de riesgo, está cayendo de manera extraordinaria; las exportaciones continúan progresando; el consumo comienza a aumentar. Estos, junto a otros datos económicos que no voy a relatar, nos hacen pensar que estamos en el camino correcto: el camino de la recuperación. 

Resulta curioso cómo aquellos que nos mintieron y negaron la crisis a la que nos abocaron, ahora niegan una recuperación que aunque lenta está claro que ha comenzado. Y ha comenzado, más allá de con esos datos importantísimos que se están obteniendo, con un cambio importante de aptitud del ciudadano: optimismo.

Y tras unos kms de running despejando la mente, termino este jueves. Esta noche comenzará la campaña electoral para las próximas elecciones europeas que se celebrarán el próximo 25 de mayo. El lema de campaña del Partido Popular, mi partido, es "Lo que está en juego es el futuro." Y es verdad. Para que la mejora continúe, para que el optimismo, la esperanza y esa confianza que se está sintiendo, se materialice en resultados que repercutan verdaderamente en una mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, debemos continuar en el camino iniciado. Lo demás es volver atrás; lo demás es retroceder. 

Miremos hacia delante y no juguemos con el futuro.





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