24.06.2017... Pasado el solsticio...

Pensaba, justo ahora mismo, que me encanta y gusta mucho el sol y el calor, pero he de reconocer que la intensidad de estos meses de mayo y junio, esta primavera, me ha llevado a una especie de agotamiento físico que no había conocido antes. Me cuesta mucho más recuperarme y eso se traslada, también, a un comportamiento algo más rancio de lo habitual.

Estoy sentado en la terraza, prácticamente he pasado todo el día así, entre lecturas ajenas al trabajo y reflexiones varias y variadas.

Ayer noche volví de Huesca/Zaragoza donde hemos participado en el II Congreso de Despoblación. Casualmente, aunque haya asistido por mis responsabilidades profesionales, es un tema que me interesa mucho en lo personal. Me siento defensor de la vida rural y de los pueblos de España, esa gran riqueza histórica nuestra que se nos va sin remedio por falta de acciones concretas. 

Por encima de los debates, que son válidos y sin duda importantes, se debe dar paso a la acción. De nada sirve estar haciendo análisis y diagnósticos de situaciones que todos conocemos si no consensuamos medidas concretas para actuar desde las administraciones tanto estatal como regionales. Los pueblos se nos van porque sus gentes se van, unas por edad otras por falta de alicientes y opurtunidades.



Termino el mes habiendo recorrido media España, de un lado a otro de la península y con demasiadas horas de viaje a las espaldas: Barcelona, Alicante, Sevilla, Ourense, Granada, Zamora, Huesca y Zaragoza. No está mal si además sumamos los dos o tres proyectos que llevo, o intento llevar a la par. 

Ahora comienzo un reto que durará otras dos semanas. Debo preparar, en tiempo record, unas clases sobre Coaching y Liderazgo que impartiré en Julio. No tengo tiempo porque no he tenido más tiempo. Todo reto, si se afronta con ilusión, puede conseguirse; si no soy capaz de llegar al final con éxito, al menos intentaré que mi actuación sea más o menos decente. Uno no puede abarcar más.

Este medio día, he visto con mi hijo una de esas películas que me encantan y a la que siempre vuelvo: 'Un buen año'. Según él, mi hijo, la vemos casi todos los años por las mismas fechas y casi siempre digo lo mismo: así terminaría mi vida, en el campo, creo que es un ejemplo de que las cosas sencillas son las que más nos enriquecen y nos llenan. De la locura en la que nos hemos envuelto, a la sencillez del pueblo.

Hemos pasado el solsticio de verano. La palabra solsticio (del latín solstitium (sol sistere), significa “Sol quieto”) y son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, y la duración del día o de la noche son las máximas del año, respectivamente.

En el solsticio de verano el Sol alcanza su altura máxima al mediodía y se corresponde con el día más largo del año, marcando el paso de la Primavera al Verano. A partir de esta fecha los días comienzan a decrecer.

El Solsticio de Verano, es una de las “fiestas mayores” de la Masonería universal. En la masonería asociamos estos fenómenos naturales y son interpretados bajo tres aspectos: cósmico, místico y simbólico. Cósmico, porque representa un fenómeno astronómico; Místico, porque traza la realidad de un ideal y Simbólico, con relación al Hombre, porque busca la perfección de su espíritu.

Los masones estamos constantemente en la búsqueda de más luz. De Oriente a Occidente estamos apartando de nuestro camino las tinieblas y en esa aspiración estamos guiados siempre por San Juan el Bautista y San Juan el Evangelista. El Solsticio de verano está representado por Juan el Bautista. Este nació en una época de tribulaciones. Él debía anunciar la llegada del Salvador alumbrando el camino de Jesús. Proclamando la salvación por medio de la venida de Cristo. Decía la verdad de forma fuerte, explosiva y sin miedo a las consecuencias, por eso lo decapitaron. Para los masones Juan el Bautista simboliza la luz, la fuerza, el nacimiento y el principio. Este personaje es ejemplo de vida, de lucha y de la verdad.

En este ciclo eterno en que se manifiesta un espacio de tiempo, que va de un solsticio a otro, está representada en forma simbólica la vida del hombre. Los solsticios son un ciclo evolutivo, que representan los dos más grande misterios de la metafísica: la vida y la muerte; el ser que nace y muere, es la materia y el espíritu. En este día de solsticio la Orden Masónica hace renovación de votos. Con ello estamos recordando el compromiso que contrajimos con nosotros mismos y con la humanidad cuando ingresamos en la masonería. Con esto intentamos volver a la vida más reconfortados y con nuevos conocimientos para beneficio de todos los hermanos masones y esta augusta orden masónica. (Publicaciones Masónicas)

Y todo puede influir en nuestros estados, en nuestros biorritmos. Creo que el sol y la luna tienen efectos positivos sobre nosotros pero, también, a veces, pueden alterar nuestro ánimo y ser generando un cansancio o agotamiento que nos perjudica en el ánimo y en el caminar diario.

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